Entrevista a Bernardo Reyes, ecólogo

“Este foro tiene uno de los más altos desafíos”

El ecólogo, investigador y académico Bernardo Reyes, quien es miembro externo del Foro Base, se interesó en participar en el Foro Temático Planificación a Escala de Paisaje, Gestión de Suelo y Agua porque considera que es uno de los más relevantes para la actividad forestal.

¿Por qué le interesó participar en este Foro Temático?

Este foro tiene amplia relevancia para la sociedad en su conjunto, está en el corazón de como la actividad forestal se inserta en el territorio, impacta en el ciclo hidrológico y la demanda de agua y nutrientes del suelo y modifica el paisaje. Tanto paisaje como agua, son lo más cercano a los espacios culturales, que dicen relación con los espacios del sentimiento y de la cotidianeidad de la gente. Por tanto, este foro que trata de los impactos ambientales y sociales de la actividad forestal, está al centro del proceso de certificación. Por tanto, aquí se está generando una conversación, un debate e intercambio que tiende puentes y se conecta muy bien con el foro del Pueblo Mapuche y el de Desarrollo Local.

¿Qué desafío tiene este foro?

Sin lugar a dudas este foro tiene uno de los más altos desafíos: identificar cómo y cuánto impacta la actividad forestal a nivel de escala de paisaje y en los servicios ecosistémicos de cuencas que se integran en la mirada territorial. Y por eso me interesó mucho participar, ya que en el Foro Base hay una mirada más global y metodológica sobre los foros, en cambio, acá están las personas que están viviendo y expresando sus realidades en cómo pueden vivir este proceso y usarlo para generar cambios, reorientaciones y rediseños para asegurar una sustentabilidad futura ya no sólo a las plantaciones, sino también a las economías locales de subsistencia, de los procesos culturales y de su base ecosistémica que sostiene todos los procesos productivos.

Ya han pasado seis sesiones y hasta ahora se están comenzando a diseñar las propuestas, ¿en qué temas están los énfasis?

Ha habido inevitablemente momentos de ponerse de acuerdo sobre qué y cómo debatir, argumentar y construir los elementos para ir generando los honestos disensos y consensos. Ahora ya estamos revisando no sólo evidencia científica y empírica sino también proyectando las implicancias de las operaciones forestales, por ejemplo qué tamaño deben tener las talas rasas y cómo integrar valores distintos de la variable económica y que necesariamente merecen similar consideración. Además de los impactos visuales de la tala rasa, su efectos sobre los complejos procesos de formación de suelo y las múltiples relaciones tróficas que allí se recrean, el balance hidrológico de las cuencas y las demandas de agua de nuevas plantaciones. Las zonas de protección, sus funciones ecosistémicas (protegiendo la biodiversidad, retención de suelos, etc) su tamaño, extensión y las medidas de rehabilitación que deberán acompañar esta nueva etapa de plantaciones con una mirada de sustentabilidad y verdadera responsabilidad con el desarrollo futuro de los territorios con múltiples actores. Claramente estamos mirando colectivamente más allá del manejo y la gestión del predio a la cuenca, como unidad prioritaria de análisis y gestión. Eso es ya un gran salto en este proceso y uno que proyecta un nuevo modelo silvícola que integre y reconozca la presencia de múltiples actores en el territorio.